miércoles, 6 de octubre de 2010

Aquí está todo.


Tengo una maleta muy grande. Me voy muy lejos. Empaco todo lo que necesito.

Aquí está todo lo que alguna vez he usado y pienso usar. Aquí está también lo que no necesito pero quiero llevar conmigo. Aquí están mis tenis que combinan con toda mi ropa. Y está mi ropa favorita. También la que nunca uso. Aquí está la almohada que todas las noches abrazo. Aquí está mi cepillo de dientes. Aquí está la fotografía de la persona a quien más quiero. Aquí está el trofeo que nunca me dieron por ser un buen estudiante y el primer reporte de mi vida. Aquí está el juguete que más extrañé cuando lo regalé y ahora encuentro entre sueños. Aquí llevo también a la primer canción que me hizo llorar y junto a ella un frasquito con la sal de ese llanto.

Me dijeron que cuando llegue a mi destino debo llevar conmigo algo personal para que sepan quien soy. Por eso empaqué un libro de cuentos que lleva mis iniciales y una rayita por cada vez que lo he leído. Si las ves desde arriba de un banquito, parece el dibujo de un avión. No sé cuántas veces necesitas leer un libro para dibujar un avión con rayitas.

Llevo también las partes de un corazón de madera que encontré astillado debajo de la cama. Me da miedo pensar que un día se me escurrió de entre el pecho después de haber llorado tanto por ella y decidí guardármelo en una cajita de aluminio forrada con plumas de colores.

En el fondo de mi valija escondí un par de raquetas de tenis por si necesito batirme a duelo con algún enfurecido conductor de camellos. Sé que los deportes con redes no son su fuerte.
Aquí también están escondidos los recuerdos de mi niñez porque son lo que más atesoro. A veces, casi me gustaría poder recordarlos de vez en cuando. Aquí está también el método que nunca terminé de seguir para engañar a las personas. Siempre me pareció tan confuso que terminaba contando las letras "m" en el texto. Según leí un día, por cada 125 emes en una sola página de libro debe haber un "te quiero" escrito entre la treceava y catorceava línea. Nunca he contado más de 123 emes en una página.

Aquí está una caja de cigarros con la tapa impresa de un pitufo. Está llena de botones de diferentes colores y tamaños. Creo que en algunos países los cambian por sonrisas. Entre más raro sea el botón, más verdadera es la sonrisa.
No me gusta pensar en que algún día necesitaré que alguien me dé una sonrisa; pero estoy empezando a aprender que el mundo es así. Y que tarde o temprano me hará sentir triste.

1 comentario:

  1. 123 emes!!!! son muchas emes caray!!! haha no te basta con una sola que es re-chismosa ??? ... escribes muy bonito.. sabias.. que desde mucho antes.. hazi meses de conocerte seguía tu blog.. y ni idea de quien eras ,, y hoo sorpresa un tal contacto de Yu anuncia en su face el mismo blog,, hahaha XD pero hooo frustracion cuando checo las actualizaciones de los blog,, y el señor Ivan no ha publicado nada.... hahaha ... bueno te cuidas... escribe mas seguidO ... bye .... =)

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