jueves, 20 de mayo de 2010

Punto y aparte.



Fotografía de la serie "Vestigios de la Ciudad de los Palacios" por Edgar Dearco.
¿Cuándo, cómo y para qué? ¿de qué se trata? ¿para qué lo hace?
El hecho de ser un lo que sea que fuere, no lo hace valer más que cualquier otra persona. En cuanto la muerte le llega, el sentimiento de superioridad se extingue. Tanto al desperdiciado como al entusiasmado.
Entonces: ¿de qué sirvió esta maldita representación burda de lo que se pretende ser?
Entonces: ¿cuándo se ha de terminar con esta farsa?
Entonces: ¿es inherente el hecho de que el hombre sea un ingenuo por excelencia?
Entonces: ¿es inefable una respuesta ciertamente crítica?
Desde siempre, antes que cualquiera pudiera siquiera documentarlo, ha existido la verdad absoluta del hombre: Lo verdaderamente cierto, nunca lo ha sido.
Me basta con un día de vida para saberlo. Lo humanamente valioso, en realidad no lo es. Se llama hipocresía. Lo materialmente valioso, en realidad, tampoco lo es. Se llama codicia.
Uno pensaría que el sistema preestablecido es desmesuradamente difícil de comprender. No lo es.
Es cosa de no pensar en lo que se dice, piensa, escribe. Es dejarse llevar siempre por lo que el inmediato propone. No cuestionar el punto de seguir adelante, y pendejear.

Las personas y los tiempos cambian; y sin embargo, nunca lo hacen los sistemas de supervivencia sociales. Es una lástima porque, aquel alma joven y creativamente entusiasta se ve obligada a ajustar sus modos para encajar en tal sistema. Y entonces radica el problema de no ser nunca lo que en su momento no se fue.

Vivir, vivir, vivir. Crear, crear, crear. Ser, ser, ser.

1 comentario:

  1. me encanta saber que eres algo diferente a todos los demas...

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