Dulce.

Anoche soñe contigo. Fue uno de mis sueños menos recurrentes. Uno de mis favoritos también, y mas lindos. Aún no logro decidir por que lo es. O lo fue. O espero que sea. No logro decidir si fue lo dulce de tus labios, o lo profundo de tus ojos, o tu aroma a manzana, o tus entubados morados. ¿O eran azules? ¿Rosados?...De cualquier manera, lo fue, y nadie me podra robar eso.
Quisiera poder soñarte todas las noches. Así fuera el mismo sueño en cada luna, seria feliz soñandote solo a ti.
Soñar de nuevo el ambiente que proporcionaba Au Revoir Simone en el fondo del lugar. Soñar de nuevo tu cuerpo tibio junto al mío, con tus ojos mirando mis labios.
¡Fantasia! En ocasiones, al recordar el sueño, este se vuelve tan vívido como una memoria. Una memoria reprimida que no quiere salir a la luz de la razón por miedo a ser olvidada por su poco valor ante la misma razón. Eso ya no aplica para mi. Escribi tu sueño en mis ojos, que son el reflejo de mi alma, que es mi conciencia, que me es imposible olvidar. Así no olvidaré mi sueño contigo. Guardé ese sueño en un lugar donde no se guardan sueños. Al igual que guarde mis aspiraciones de esa noche (en el sueño) en tus labios. Mis chingadas aspiraciones de probar tu secreto. Tu secreto de otro. Tu secreto que ahora es mío. Guardado en mi alma, que es mi conciencia, que me es imposible de olvidar. Tus dulcísimos labios y mis chingadas aspiraciones.